Por qué ser inteligente podría estar arruinando tus citas

Durante mis primeros días como coach, solía salir a bares con estudiantes, donde los temas que tratábamos giraban en torno al Mystery Método, que es un contenido estructurado, metódico y muy analítico.

Sin embargo, lo que inicialmente parecía ser una noche de práctica, pronto se convertía en un laberinto de intrigas y reflexiones. Los chicos, en lugar de lanzarse a la acción y hablar con mujeres, se perdían en un mundo de teorías y estrategias, analizando y discutiendo entre ellos los openers, los negs o situaciones que les habían pasado.

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Por lo tanto, en este video vamos a explorar algunos de los mecanismos de defensa que pueden surgir en nosotros. Un mecanismo de defensa es una estrategia psicológica inconsciente que utiliza una persona para protegerse del estrés, la ansiedad o el malestar emocional. Entonces el primer mecanismo es la intelectualización.

Esto ocurre frecuentemente en personas inteligentes o con un profundo conocimiento en un área específica, quienes tienden a analizar excesivamente las distintas posibilidades, elaborando múltiples racionalizaciones y análisis sobre una situación.

No todas estas racionalizaciones son necesariamente válidas; a menudo, estas ideas son simplemente una forma de evitar el problema o actuar. Justifican la falta de acción con un exceso de planificación o estudio sobre cómo deberían ser las interacciones con las mujeres. Y esto también lleva a caer en un montón de generalizaciones que justifican la inacción. Un hombre que se siente inseguro acerca de su apariencia física puede convencerse de que las mujeres son superficiales o de cierta manera para alejarse de ellas.

Además otro dato interesante acerca de los mecanismos de defensa pueden trabajar en conjunto y no necesariamente son excluyentes entre sí. Por ejemplo, la intelectualización y la procrastinación pueden operar de manera simultánea para lidiar con situaciones difíciles o emociones desagradables. Un ejemplo es la historia que contaba al principio del video. Los chicos se quedaban analizando y de esta manera procrastinaban.

La procrastinación es un clásico mecanismo de evasión, una forma de evitar hacer algo que nos hace sentir incómodos. Por ejemplo, si constantemente evitamos las interacciones sociales, como salir con amigos o conocer gente nueva, puede ser una forma de procrastinación. A veces, pasamos toda la semana esperando el sábado para salir, pero cuando llega el día, nos decimos que será mejor salir el próximo fin de semana, que hoy estamos muy cansados, o decimos que aún necesitamos leer un poco más para estar preparados, que nuestro openers necesitan ajustes, o cualquier otra excusa. Siempre encontraremos una justificación para posponer las cosas y evitar enfrentarlas en el futuro.

Es esencial comprender que no todas las postergaciones surgen de la ansiedad o la inseguridad. En ocasiones, simplemente evitamos ciertas tareas porque no nos resultan placenteras. Alguien podría aplazar la tarea de sacar la basura no porque se sienta inseguro al respecto, sino porque simplemente no disfruta de la actividad. Pero, si estamos ansiosos por algo, eso también hace que no sea agradable.

Otro mecanismo muy común es la culpa, perocon frecuencia, culpar a los demás. Estos sentimientos surgen cuando nos enfrentamos a situaciones que nos hacen sentir incómodos, ansiosos o inseguros. Como hablo en mi libro Seducción Simplificada, en lugar de asumir la responsabilidad de nuestras propias acciones, encontramos más fácil culpar a otros. Un hombre que haya tenido algunas malas experiencias con mujeres, ahora puede generalizar esas experiencias negativas, creyendo que todas las mujeres son iguales y malisiosas.

La culpa podemos transladarle en cualquier ámbito. Uno puede culpar a la lluvia, al tráfico o cualquier factor externo por haber llegado tarde, en vez de hacerse responsable y haber salido más temprano o simplemente disculpándose.

La culpa implica ofrecer razones para explicar o excusar un comportamiento o resultado no deseado. Esta puede servir como una forma de proteger la autoestima o minimizar la responsabilidad personal, evitando así sentimientos de culpa o vergüenza.

Entonces algunos de estos mecanismos pueden ser evidentes y simples en nuestras vida, mientras que otros pueden ser más abstractos o arraigados profundamente en nuestro ser. El desafío con los mecanismos de defensa es que si los repetimos lo suficiente, pueden convertirse en creencias arraigadas de manera permanente en nuestra mente.

La dificultad radica en que muchas de nuestras ansiedades y percepciones sobre nosotros mismos y el mundo pueden estar fundamentadas en antiguos mecanismos de defensa que nunca hemos abordado o examinado. Es común que las creencias que hemos sostenido durante años, basadas en nuestras experiencias de vida, sean en realidad mecanismos de defensa.

Por ejemplo, en el ámbito de las relaciones, a menudo adoptamos ideas preconcebidas sobre el sexo opuesto, influenciadas por las relaciones de nuestros padres u otras experiencias pasadas. Estas suposiciones pueden estar arraigadas en décadas de experiencias personales, conversaciones o internet, lo que las hace difíciles de cuestionar.

Sin embargo, es crucial cultivar un sentido de autoescepticismo saludable y cuestionar estas creencias arraigadas que pueden no ser siempre beneficiosas para nosotros. Cuanto más tiempo hayamos sostenido una creencia, más desafiante puede ser cuestionarla y reconocer su posible error. Por lo tanto, es fundamental estar dispuesto a examinar nuestras ideas y creencias con una mente abierta y crítica, reconociendo la posibilidad de que nuestras percepciones puedan estar sesgadas o equivocadas.

Quería mencionar que este video es parte de mi curso de Superación de Ansiedad ,así que si les interesa el curso pueden encontrarlo ACÁ.

Gracias por quedarse hasta el final y nos vemos en el próximo video.

Hasta la próxima.

Libros German Muhlenberg

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