La importancia del deporte

Imaginen que al nacer se les otorgara una remera que deberían usar para toda su vida. Sería una remera especial que se ajusta a su medida. Pero solo sería una remera de por vida y, sin importar que tan rota este, jamás podrían cambiarla. ¿Cuánto cuidarían de esa remera?

Probablemente mucho. Entonces ¿Cuánto cuidamos de nuestro cuerpo?

Y con esto me refiero: ¿Qué tan bien nos alimentamos? ¿Qué tan bien entrenamos o dormimos? ¿Cuánta agua bebemos? ¿Cuánto alcohol o drogas consumimos?

Este es un tema que hablo en mi libro Felicidad Simplificada y en este video quiero hacer foco a la importancia del entrenamiento, que creo que es un hábito que cuesta mucho obtener, y muchas veces, debido a desconocer el impacto que puede tener el ejercicio regular en nuestras vidas.

Por eso, más que hablar acerca de los beneficios que tiene el ejercicio, que probablemente la mayoría ya lo sepan, primero quiero hablar sobre ¿Cuál es la función de nuestro cerebro? ¿Para qué lo tenemos uno?

Muchos podrán decir que lo tenemos para pensar o resolver problemas complejos. Sin embargo, la verdadera razón del cerebro, en términos evolutivos, es “para producir movimientos adaptables y complejos”. Eso afirma el neurocientífico Daniel Wolpert en su charla TEDx: “La verdadera razón del cerebro”.

Para ilustrar esto, Daniel da el ejemplo de la ascidiacea, un invertebrado marino de forma de saco gelatinoso con dos orificios que permanece sujeto en rocas. La ascidiacea tiene un sistema nervioso que lo usará para moverse a su alrededor hasta encontrar una roca en la que se pueda adherir. Una vez que haya encontrado esta roca, pasará el resto de su vida en el mismo lugar, y de esta forma, moverse ya no será necesario para sobrevivir. Por la misma razón, este invertebrado, una vez establecido, lo primero que hará, será consumir su cerebro para obtener energía. Ya no necesita producir movimientos adaptables y complejos. Como ha dicho Daniel, no hay razón para tener cerebro.

Otro ejemplo más cercano a nosotros es el Koala. Este animal es conocido por la cantidad de horas que duerme: puede llegar a 22 horas al día. Los koalas adaptaron su sistema digestivo para obtener de los eucaliptos, toda la energía necesaria para su subsistencia. Realmente no necesita moverse demasiado para comer, por lo que, básicamente, se sienta en el árbol, come y observa a su alrededor. Ésa es prácticamente su vida. El koala solía tener un cerebro mucho más grande y desarrollado, sin embargo, cuando su dieta se volvió menos diversa y necesitó menos movimiento para sobrevivir, su cerebro se redujo. Menos movimiento significo menos necesidad cerebral.

En términos prácticos, nadie compraría una computadora sumamente costosa para usar las redes sociales o mandar emails. Del mismo modo, se comporta nuestro cuerpo. Estudios hechos sobre la actividad física sugieren que hay una gran conexión entre el cerebro y cuanto nos movemos. Un cerebro grande es necesario para facilitar movimientos complejos. La ejecución de dichos movimientos y el aumento de la frecuencia cardíaca refuerzan nuestra capacidad cerebral.

Entonces no es que el deporte solo nos ayuda a poder correr un poco más y levantar un poco más de peso, sino que afecta directamente a nuestro cerebro en múltiples maneras.

El deporte en el aprendizaje

El departamento de educación de California mostró consistentemente como los estudiantes con mayores aptitudes físicas tenían mejores rendimientos en sus estudios. Un experimento, en el año 2007, demostró que quienes hacían ejercicios con gran intensidad tenían un efecto positivo e inmediato en su capacidad de aprendizaje. Incluso, podían aprender vocabulario, un 20% más rápido comparado con aquellos que eran sedentarios. Países como Taiwán y Sur Corea, cambiaron su sistema educativo agregando más tiempo semanal a la educación física.

Un estudio en el año 2006 sobre 19.000 adolescentes holandeses y sus familias demostraron que, al hacer ejercicio físico, mejoraban su capacidad de aprendizaje, se volvían más sociables y menos ansiosos.

Y este es otro punto importante para aquellas personas que fallan en las citas, hacer deporte va a ser 100 veces más afectivo en mejorar su confianza que repetirse frases positivas en un espejo. 

La clave de que el deporte produzca todo esto es debido a una proteína llamada “Factor neurotrófico derivado del cerebro” o FNDC mencionado por John Ratey en su libro “Spark”.

El FNDC ayuda a reparar las neuronas que fallan, protege las neuronas saludables y ayuda al cerebro a desarrollar nuevas conexiones. Esta es un enlace biológico crucial entre el pensamiento, las emociones y el movimiento. Podemos aumentar nuestros niveles del FNDC a través de varias formas. Sin embargo, una de las más importantes es a través del deporte. Un estudio en el año 2013 en una revista de ciencia y medicina del deporte mostraba que solo de 20 a 40 minutos de ejercicio aeróbico incrementa FNDC en un 32% en la sangre.

Ahora, ¿Por qué es necesario hacer deporte para que nuestro cuerpo produzca FNDC? ¿Por qué simplemente no la produce?

Una manera de entender porque el ejercicio dispara este “modo de aprendizaje” en el cerebro es pensar en nuestro cuerpo como el sistema intrincado «SI/ ENTONCES». Nuestro cuerpo tiene desencadenantes para casi todos los procesos fisiológicos.

Por ejemplo:

  • SI… sentimos frío, ENTONCES temblamos.
  • SI… sentimos calor, ENTONCES sudamos.
  • SI… sentimos miedo, ENTONCES aumenta la adrenalina.

La mayoría de nuestras expresiones fisiológicas del cuerpo no pueden ser inducidas solo por la fuerza de voluntad, algunos disparadores deben estar presentes.

La razón por la que el ejercicio es la llave de tantos beneficios positivos en el cerebro, particularmente la habilidad de aprender, es porque el movimiento envía señales al cerebro que algo importante está sucediendo.

En tiempos pasados, la supervivencia era nuestra razón para movernos. Podía ser para cazar, escapar de un predador, buscar comida, etc. Mientras nos movíamos, lo mejor para nosotros era aprender el terreno para no perdernos y volver a encontrar alimentos. Tendríamos mejor memoria para aprender como un predador se movía al atacar o que caminos eran los más eficientes para escapar.

Cuando nos quedamos quietos, convencemos a nuestro cerebro de que aprender algo nuevo no es necesario. Desde nuestra perspectiva cerebral, ser sedentario significa que estamos a salvo, nada importante está sucediendo y es tiempo de descansar.

¿Cuánto deporte a la semana deberíamos hacer?

Con tan solo hacer ejercicio una vez inmediatamente van a incrementar los niveles de neurotransmisores como la serotonina y dopamina que mejoran nuestra motivación y satisfacción al cumplir objetivos.

Si estamos estresados todo el día, mantendremos una gran cantidad de cortisol en nuestro cuerpo. Los estudios demuestran que el cortisol incrementa la acumulación de grasa estomacal, que está relacionado a problemas cardiovasculares y síndrome metabólico.

Si queremos mantener los niveles de cortisol en línea bastaría con ejercitar 30 minutos por día, 3 o 4 veces a la semana, incluyendo ejercicios aeróbicos para aumentarían nuestra frecuencia cardiaca. Ejercitar frecuentemente ayuda al cuerpo a ser más resistente a enfrentar el estrés.

Mucha gente puede asociar el deporte con un momento de sufrimiento. Quieren evitar el estrés de hacer ejercicio poniendo excusas como: “no tengo tiempo”, “no es para mí”, “no quiero sudar”, etc.

Hacer deporte de manera continua puede ser difícil. La idea no es hacerlo como una obligación en busca de obtener los resultados. Puede llevarnos un tiempo encontrar un deporte que realmente nos guste. Que se adapte a nuestras necesidades y gustos.

No todos disfrutamos de cualquier tipo de ejercicio. Hay deportes que son muy competitivos para algunos y quizás hay otras actividades físicas, que no son lo suficientemente exigentes para otros. Tal vez, nos guste ir variándolo. Lo importante es encontrar aquello que mejor se acomode a nuestros deseos. Pero podría ser algo tan simple como ir en bicicleta al trabajo. Lo importante es dedicar tiempo a lo que disfrutemos, porque el mejor deporte es el que podamos mantener a lo largo plazo.

Así que volviendo a la primera pregunta, si solo tuvieran una remera para toda tu vida, ¿Cuánto la cuidarías?

Libros German Muhlenberg

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