Introducción
A partir de la publicación de los primeros libros sobre seducción, la utilizaciónde técnicas para conquistar mujeres, y su aprendizaje, han despertado muchas críticas y polémicas. Uno de los cuestionamientos más frecuente sostiene que el hecho de utilizar un método implicaría afirmar que todas las mujeres son iguales. La respuesta a este tipo de observación es simple: cualquier estudio social se basa en la observación de patrones de comportamiento que se repiten en diferentes personas. En definitiva, que exista la psicologíano significa que todos tengamos los mismos pensamientos y emociones. Lo mismo ocurre con la seducción. Independientemente del sexo, no existen dos personas iguales, sino ciertas características comportamentales que se manifiestanen la mayoría de las personas.
Otra crítica muy común alega que la habilidad de seducir es innata y no puede enseñarse. Quienes sostienen este tipo de argumento parecieran ignorarque cada hombre y mujer, a lo largo de su vida, aprende y desarrolla una forma de seducir. Algunos lo hacen inconscientemente, otros estudian y muchos desarrollan sus propios métodos. Creo que nadie puede juzgar tajantemente si un método es correcto o incorrecto, pero quizás sí lo podemos medir por su eficiencia. Como afirma la especialista estadounidense Leil Lowndes,“el amor verdadero es un lujo, no se trata de un derecho de nacimiento predeterminado. Como ocurre para conquistar cualquier lujo, precisamos examinar los métodosmás eficaces para conseguirlo.”
Tu método puede ser comprando tragos, bailando o piropeando, mintiendo o siendo extremadamente sincero… Hace unos cuantos años, en mis primeras salidas nocturnas, mi “método” consistía simplemente en sentarme y esperar a que una chica se acercara… y funcionaba, ¡pero con muy pocas!. Digamos que era un “método” muy limitado. El deseo de superar esa limitaciónfue lo que me llevó a estudiar las maneras más eficientes para atraer a las mujeres. No obstante, en este libro mi intención principal no es extenderme sobre las técnicas y métodos de seducción más eficientes, sino en cómo podemos lograr transformarnos en individuos más atractivos a través del desarrollo personal y del conocimiento de nuestras propias potencialidades.
Mis primeros pasos en la seducción
Cuando tenía 19 años, estaba locamente enamorado de una jovencita que por entonces comenzaba su carrera de modelo. Me gustaba mucho. La considerabala mujer de mi vida y no podía dejar de pensar en ella pero, sin importarlo que hiciera, mis intentos por seducirla eran en vano. Y fue en una noche de frustración que todo mi amor por ella se empezó a transformar en bronca y odio. Me sentía traicionado. En ese momento pensaba: “¿Cómo es que yo, que le ofrezco tanto, quedo en segundo lugar de otros hombres que la ignoran o maltratan? No tiene sentido. ¡No puede ser tan tonta!”. Esa noche de desánimo encendí el televisor y, sin prestar demasiada atención, me puse a mirar un reportajea dos jóvenes argentinos que hablaban sobre seducción. Contaban sus experiencias enseñando técnicas de seducción y anunciaban el lanzamiento de su academia, LevantArt. Se trataba de Martín Rieznik y Mike Tabaschek, con quienes luego seríamos grandes amigos. En uno de los tramos de la entrevista, Martín explicaba que a veces los hombres culpan a las mujeres cuando no se dan cuenta de que son ellos mismos quienes cometen los errores. Esa frase quedó rebotando en mi cabeza durante varios minutos. Fue en ese instante que comencé a pensar: “¿y si soy yo el que estoy haciendo las cosas mal?”.
De repente, toda la bronca se convirtió en entusiasmo: “Esto es bueno” – pensé – “Puedo hacer algo para corregirme, para tener el control de la situación”. Y aunque esa reflexión fue fundamental en mi vida como hombre, la historia no terminó como en las películas románticas: jamás estuve con esa chica. Lo intenté durante mucho tiempo y fracasé. ¿Y saben qué? Tuve que reconocer que en cierto sentido había sido mi culpa y eso me impulsó a mejorar.
Pocas semanas después comenzaba a tomar el primer seminario en LevantArt y a leer los primeros libros sobre seducción. No tardé mucho en descubrir que mis errores con la joven modelo eran más comunes de lo que pensaba. Para mi sorpresa, científicos de todo el mundo habían comenzado a estudiarla seducción y a publicar sus observaciones. Las situaciones que describían no eran muy distintas a las que yo venía enfrentando.
Al poco tiempo conocí otra chica que vivía casi a dos mil kilómetros de mi casa. Era tan hermosa e increíble como la chica anterior (o más). Aún era un novato en el arte de la seducción pero apliqué con ella todo lo aprendido y, luego de seis meses de comunicarnos por mail y por teléfono, decidí conocerla personalmente. Créanme, no lo habría hecho si no hubiese pensado que valía la pena y realmente me aseguré de que ella quisiera verme.
Nunca antes había viajado solo a esa distancia. Lo veía como una gran aventura. De hecho, me sentía como un gran conquistador en busca de tesoros en tierras lejanas. Me gustaba presumir de la mujer con la que me iba a encontrar ya que nunca antes había estado con una chica así.
Entonces el gran día llegó. Ahí estaba yo pisando tierras desconocidas. Habíamos quedado en encontrarnos en la terminal de ómnibus y aunque estuve unas cuantas horas esperando… ella nunca apareció. Sentí una mezcla de soledad y confusión. ¿Acaso me había jugado una broma? ¿Se había asustado? Muchísimas preguntas venían a mi mente, pero no pude contestar ninguna. Lo cierto es que volví a fracasar. Ella nunca apareció y hasta el día de hoy esun misterio sin resolver.
¿Por qué cuento estas experiencias?
Cada una de estas experiencias me permitió llegar a ser quien soy hoy. Situaciones que a veces viví con tristeza y frustración, pero que hoy en día me provocan risa. Experiencias que ya no considero fracasos porque me permitieron avanzar en mi desarrollo personal y luego también ayudar a cientos de hombres como coach.
Se dice que Thomas Edison realizó unos diez mil intentos antes de crearla lamparita: él afirmaba que cada intento lo llevó un paso más cerca del éxito. Los fracasos no son más que experiencias, y una vida llena de experiencias es una vida más rica. Si son buenas o malas experiencias va a depender siempre de nuestra actitud y de lo que consigamos aprender.
Podría decir que al terminar el colegio secundario sólo había estado contres mujeres, quizás cuatro. Hoy en día ya no llevo la cuenta pero, sin exagerar,debe ser cientos (un campeón para mi padre y un promiscuo para mi madre). Más allá de la cantidad, lo que más rescato es que siempre fueron mujeres queme gustaron a mí y trajeron experiencias únicas a mi vida.
Mi experiencia como coach
No me considero un gurú de la seducción, ni mucho menos. Fui coach durante tres años en Levantart donde pasaron cientos de hombres por mi tutela: profesionales, empresarios, estudiantes, artistas. De distintas edades y clases económicas. Tuve el honor de ayudar a hombres que tienen edad para ser mis padres o que se desempeñan en trabajos que requieren mucha formación y esfuerzo. Su deseo de aprender y cada una de sus conquistas, fueron siempre una fuente inmensa de satisfacción para mí. Hoy en día mi pasión por la seducción se ha extendido a otras áreas como el desarrollo personal, la comunicación, las dinámicas sociales y la psicología.
Comencé a escribir este libro inspirado por la publicación de “El Juego de la Seducción. Todo lo que un hombre debe saber sobre las mujeres”, de Martín Rieznik y Mike Tabaschek, donde pueden leer algunas de mis experiencias en los reportes de campo atribuidos al “alemán”. Las ideas del pensador y escritor Mark Manson han sido también una fuente de motivación y espero contribuir en su difusión.
Esta obra no pretende enseñar frases mágicas que funcionen como un chasquido de dedos para conquistar chicas. Ni hacerles creer que van a tener a cualquier mujer con sólo leerlo; simplemente, eso no existe. Con este libro quiero proponerles diferentes herramientas y conceptos para el desarrollo individual, poniendo el foco en qué hacer con uno mismo y, a partir de ahí, quéhacer con las mujeres. Estoy convencido de que las técnicas del “juego externo” debe ser unaconsecuencia del “juego interno” de la persona. De eso se trata a largo plazo. No de memorizar líneas como un autómata para compensar nuestras debilidades, sino de lograr cambiar esas creencias mediante experiencias y superarasí nuestros límites.