Un café de Mierda, heces oscuras
Fui invitado por un indonesio a su casa. Él era sumamente servicial conmigo. Le pregunté si tenía café. Me respondió que no pero que lo iba a comprar. Le repliqué que no lo hiciera, pero el hombre insistió en tratar de satisfacer mi deseo. Salió de la casa y volvió como a los 5 minutos. Me preguntó si quería el café liviano o el fuerte. Le dije que prefería el café fuerte. Cinco minutos más tarde, me trajo la taza de café. Dejé que se enfriara y me quedé charlando con él durante varios minutos.
Empecé a tomar del café y su sabor era exquisito, de los mejores que había tomado. Me lo acabé todo en poco tiempo. El hombre me preguntó si no quería que saliéramos a la calle. Pensé que simplemente querría hablar fuera de la puerta para tomar un poco de aire fresco. Por supuesto acepté. Empezamos a caminar y me llevó a un puesto que estaba en la calle. Me invitó otro café. Luego me trajo dos frituras típica del país, ambas fueron devoradas en instantes por el hambre voraz que yo tenía. Mientras esperaba a que se enfriara un poco más el café, le comenté al hombre que el café anterior había sido muy bueno. “Oh si, exclamo el hombre, es un café que se procesa siendo excrementado por un animalito. Son heces oscuras”… ¿¿¿QUEEÉ??? Pregunté preocupado. Si, dijo el hombre, es uno de los cafés más caros. Yo asombrado, respondí: Estuvo bueno.